Abraham Abulafia es uno de los representantes más insignes de la Cábala hebrea. Nacido en Zaragoza a mediados del siglo XIII, concretamente el año 1240, Abulafia pertenece a aquella generación de cabalistas sefardíes que, como Moisés de León –redactor del Zohar–, Gikatilla y Najmánides, entre tantos otros, promovieron la época de mayor auge y esplendor de la Cábala, la que se ha dado en llamar su "edad de oro".
Abulafia está de actualidad entre los informáticos, por ser el predecesor de los aspectos matemáticos, concretamente combinatorios, de la ciencia de la información. Actualmente, obra de Abulafia, tiene una importancia especial entre los historiadores de la semiología, la informática y la genética por ser un predecesor en estas ciencias. Abulafia considera al Libro de la Creación y a Maimónides como los dos pilares que sostienen toda su obra.
Antigua imagen retrato de Abraham Abulafia
En la Ciencia de la Combinación de las Letras Abulafia compara el método del Tseruf con la música, "…porque la oreja entiende los sonidos de diversas combinaciones, de acuerdo con el carácter de la melodía y el instrumento. Así, dos instrumentos diferentes pueden formar una combinación, y si los sonidos se armonizan, la oreja del que escucha percibe una sensación agradable, conociendo su diferencia. Las cuerdas tocadas con la mano derecha o la mano izquierda han vibrado, y su sonido es dulce a la oreja. Y de la oreja la sensación viaja hasta el corazón, y del corazón al bazo (sede de la emoción); la unión de las diferentes melodías produce siempre un nuevo placer. Es imposible que éste se produzca si no es por la combinación de los sonidos, y lo mismo ocurre con la combinación de las letras. Que se toque la primera cuerda, que es comparable a la primera letra, y que se toque enseguida la segunda, la tercera, la cuarta y la quinta, los diversos sonidos se combinan. Y los misterios que se expresan en estas combinaciones reconfortan el corazón que conoce su Dios y es llenado de una alegría siempre renovada".
Dibujo para un monumento a A. Abulafia
La percepción de la armonía musical (expresión de la armonía cósmica) es semejante a la que experimenta el intelecto cuando comprende las ideas y principios revelados gracias a las permutaciones y combinaciones de las palabras y las letras. Para Abulafia el objetivo del Tseruf –al que considera un medio y no un fin en sí mismo, como todo código simbólico– es liberar al alma de las imágenes mentales que la mantienen sometida al mundo inferior, impidiéndole "... el retorno a su origen, que es uno, sin ninguna dualidad y que comprende la multiplicidad".
Detalle de la escultura en bronce de Abraham abulafia
El estudio, meditación y práctica en el método del Tseruf y la correspondiente comprensión del significado esotérico del alfabeto sagrado, conduce finalmente a la contemplación extática y al conocimiento de los misterios del sagrado Nombre de Dios, que son los misterios del Ser Universal, arquetipo eterno de toda palabra o lenguaje, así como de todo lo que existe. Para Abulafia ese conocimiento procura lo que él denomina la "visión profética", en la que el “temor de Dios” como principio de la Sabiduria se transforma en amor, pues el hombre, atravesando los diversos niveles de la realidad cósmica y de sí mismo, ha tomado contacto con su principio supra-individual y se ha hecho uno con él. Ese principio universal es lo que Maimónides y los filósofos escolásticos árabes y cristianos herederos de Aristóteles denominaron "intelecto agente", el cual equivale al Intelecto Superior. A la reunión con este «Principio» es a lo que apunta el método del Tseruf de Abulafia y así lo afirma cuando señala que el método "nos libera de la prisión de la esfera natural y nos conduce a los límites de la esfera divina". Este método sería entonces como una escala o eje que vertebra el camino que conduce de la tierra al cielo, del mundo de la multiplicidad y del cambio a la Unidad invariable que todo lo comprende en esencia.
La rueda conformada con las 22 letras del alefato hebreo.
Mediante las cinco vocales has coronado a Dios como Rey sobre las seis direcciones del Universo: arriba y abajo, con o ( ﭏ ) e i ( אּ ), derecha e izquierda con a ( אָ ) y e ( אַ), y detrás y delante con u ( אּ ).
A menudo se escriben las vocales junto con sus letras asociadas: Ao O ( ו ﭏ = 7 ), Aa H ( האָ = 6 ), Ae Y (אי = 11 ), Ai Y (י אּ = 11 ), y Aa U ( וּא = 7 ). Todas ellas Suman 42 en total.
Por consiguiente, todas las vocales señalan al hecho de que están « en la mano de Dios» ( Beyad, YHVH, ביד יהוה = 42 ). A esto se alude en el versículo «Caigamos en la mano de Dios porque grandes son sus misericordias, pero no me dejes caer en las manos del hombre» ( 2 Samuel 24: 14 ).
Su misterio es:
Dios ……………………… אלוה = 42
mi Único ………………… יחידי = 42
en ellas ………………….. בם = 42
mi corazón ………………. לבי = 42
será digno ………………. יזכה = 42
Y este misterio es
¡Bastante! ¡Bastante! ¡Bastante! ……. די די די = 42
Y si, el cielo lo prohíba, al pronunciar esos dos versículos no recibes todavía el influjo divino, la palabra, la visión perceptible de un hombre o cualquier otra visión profética, empieza de nuevo y comienza el tercer versículo.
Su forma es ésta:
VaHeVa DaNaYo HeCheShi ………….. החש דני והו
EaMeMe NuNuAa NuYoTha …………. נית ננא עממ
Cuando completes todo el Nombre, recibe de él lo que Dios quiera concederte; alaba a Dios y dale gracias.
Diagramas con las 42 letras del misterioso Nombre
Base para el monumento
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