Detalle de dos esculturas que hice de la Virgen del Pilar, copiándolas de la original que permanece sobre la columna y custodiada por la Santa Capilla. Un detalle que conviene destacar es la
presencia de unos botones que abrochan su vestidura. El botón fue utilizado
desde la prehistoria pero solo utilizado funcionalmente y fabricado en serie
desde el siglo XII. Según algunas investigaciones, los que se usaron en los
comienzos eran conchas de moluscos, talladas y perforadas, fueron encontrados
en el valle del Indo y datan del año 2000 a.C.
Los
griegos y los romanos usaron los botones solamente para adornar sus túnicas y
vestidos, para sujetarlas utilizaban fíbulas, alfiler de bronce en forma de gancho
o rectos de marfil. Como podemos ver el alfiler fue el antecesor del ojal y del
botón.
Durante
la Edad Media se hacían de cuerno o de cristal y solamente la gente que poseía
riquezas podía darse el lujo de llevarlos. En el siglo XII, se puso de moda
llevar las mangas muy justas, hasta el puño, todos los días las costureras
cosían y descosían las mangas de las damas, los botones facilitaron el trabajo.
En el siglo XIII se empezaron a poner de moda, conjuntamente con otros adornos
de vestir, tales como prendedores y camafeos. En 1350 los cruzados lo trajeron
a Europa. Anteriormente los ricos se ataban la ropa con corchetes, y los más
pobres usaban nudos o ganchos.
Ya
en el siglo XV, en la corte de Enrique IV de Castilla, el botón se une a la
pasamanería como elemento decorativo, un uso que mantiene hoy día.
El código de vestimenta para algunos
grupos incluye la prohibición de los botones, permitiendo que sólo ganchos y
ojales mantengan la ropa cerrada. Tenemos como ejemplo a los Amish, que no usan botones en sus prendas.
Botón de marfil de la edad de bronce.
Fíbula