viernes, 15 de agosto de 2014

Anillos de Borromeo y la Topología


Una conexión entre la mecánica cuántica y la topología implica la existencia de un estado nuevo de la materia. Y los físicos ya han encontrado el primer ejemplo
En 1970, un joven físico trabajando en la Unión Soviética presentó una predicción que contradecía la teoría corriente. Vitaly Efimov, en la Universidad de Washington, Estados Unidos, en este momento, demostró que los objetos cuánticos que no se pueden formar en pares podían, sin embargo, formar tripletes.
En 2006, un grupo austríaco halló el primer ejemplo del llamado “estado de Efimov” en un gas frío de átomos de cesio.
Es una perplejidad, pues se creía que los enlaces que unen los tripletes son los mismos que unen los pares. ¡Pero en realidad no!
Resulta que existe una diferencia sutil pero importante que hace que estos enlaces sean completamente diferentes.
Nils Baas, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, hace ahora otra asombrosa predicción. Dice que los extraños enlaces como del más allá que permiten que los átomos de cesio se unan en tripletes deben permitir que se formen también objetos mucho más complejos. De hecho, dice que estamos a punto de descubrir una nueva forma de materia regida por una rama completamente nueva de la física.
Tras este extraño resultado está la rama de las matemáticas que se conoce como topología, el estudio de las formas. La topología se refiere en particular a las propiedades de las formas que se conservan cuando un objeto se comprime, estira y deforma, sin llegar a romperse.




Un útil ejemplo es considerar el famoso anillo Borromeano que se ve en la imagen, arriba a la izquierda. Consiste de tres círculos entrelazados de tal forma que al cortar uno se liberan los otros dos.
Un punto clave aquí es que los círculos sobre un plano de dos dimensiones no pueden formar un anillo Borromeano. Pero al introducir una tercera dimensión, de repente todos los círculos se pueden vincular de esta forma. Por supuesto, cualquier planilandense viviendo en ese mundo de 2D quedaría completamente desconcertado por esa propiedad.
Resulta que hay una analogía matemática formal entre el anillo Borromeano y los extraños tripletes de cesio que predijo Efimov. Las matemáticas de la mecánica cuántica y la topología pasan a ser las mismas.
Pero aquí está el tema: los enlaces que emergen de la topología de la mecánica cuántica son por completo fuera de este mundo. Si bien la materia común, la materia sobre la que uno puede golpear con los nudillos, claramente está confinada en tres dimensiones, las matemáticas de la mecánica cuántica existen en un conjunto completamente distinto de dimensiones. Y es en este espacio en el que se forman los anillos Borromeanos.
El resultado es una especie de física paralela, en la que las leyes que gobiernan el comportamiento de este universo paralelo ejercen una tracción fantasmal e ineludible sobre nuestro universo.
Y no son sólo los enlaces entre átomos los que se ven afectados. Los físicos están empezando a construir conductores y aislantes en los que el movimiento de los electrones es gobernado por la topología de la mecánica cuántica. Los que se conocen como aislantes topológicos son un tema crucial y de actualidad en la física de estado sólido.
Y la topología está por extender su influencia, si Baas está en lo cierto. Él señala que los anillos Borromeanos son el ejemplo más simple de una tabla periódica completa de estructuras topológicas. Y si es posible crear estados de Efimov equivalentes a los anillos Borromeanos, entonces debería ser posible hacer otros, también.
Esta familia de vosas sería un nuevo estado de la materia regido por nuevas reglas, una especie de “física de Efimov”. ¿Cómo se comportaría esta materia? No está claro aún, pero Baas presenta una interesante posibilidad. El profundo y extraño vínculo entre partículas en los estados de Efimov es notablemente similar al entrelazamiento cuántico.
Nadie está muy seguro de si son idénticos, pero si lo son, la física de Efimov nos aportará una nueva forma de pensar sobre el entrelazamiento y sobre cómo generarlo y aprovecharlo. Esto tendrá importantes implicaciones para la criptografía, la computación y la ciencia de la información en general.
El ganador del Premio Nobel de Física Murray Gell-Mann afirmó en una ocasión que: “Todo lo que no está prohibido, es obligatorio”. Se refería a la forma en que interactúan las partículas en la mecánica cuántica. En otras palabras, si no hay una razón por la que las partículas no puedan interactuar de cierta forma, entonces deben interactuar de dicha manera.
Parece que vamos a poder ver cuán profunda es esta afirmación y qué alcance puede tener.

En el Castillo de Chaumont sur Loire, fundado por el Conde de Blois Eudes I, hacia el año mil. Posteriormente, en 1550 la reina Catalina de Médicis, esposa del rey Enrique II, compra el castillo. 


En la foto vemos la habitación de Ruggieri, uno de los astrólogos de la corte de la reina Catalina de Médicis, con el signo que figura en el manto de la chimenea. Algunos lo  interpretan como un signo en relación con Diana de Poitiers (el triángulo representa la letra griega delta, inicial de Diana). 


jueves, 21 de marzo de 2013

El "botón" y la Virgen del Pilar


Detalle de dos esculturas que hice de la Virgen del Pilar, copiándolas de la original que permanece sobre la columna y custodiada por la Santa Capilla.  Un detalle que conviene destacar es la presencia de unos botones que abrochan su vestidura. El botón fue utilizado desde la prehistoria pero solo utilizado funcionalmente y fabricado en serie desde el siglo XII. Según algunas investigaciones, los que se usaron en los comienzos eran conchas de moluscos, talladas y perforadas, fueron encontrados en el valle del Indo y datan del año 2000 a.C.


Los griegos y los romanos usaron los botones solamente para adornar sus túnicas y vestidos, para sujetarlas utilizaban fíbulas, alfiler de bronce en forma de gancho o rectos de marfil. Como podemos ver el alfiler fue el antecesor del ojal y del botón.
Durante la Edad Media se hacían de cuerno o de cristal y solamente la gente que poseía riquezas podía darse el lujo de llevarlos. En el siglo XII, se puso de moda llevar las mangas muy justas, hasta el puño, todos los días las costureras cosían y descosían las mangas de las damas, los botones facilitaron el trabajo. En el siglo XIII se empezaron a poner de moda, conjuntamente con otros adornos de vestir, tales como prendedores y camafeos. En 1350 los cruzados lo trajeron a Europa. Anteriormente los ricos se ataban la ropa con corchetes, y los más pobres usaban nudos o ganchos.


Ya en el siglo XV, en la corte de Enrique IV de Castilla, el botón se une a la pasamanería como elemento decorativo, un uso que mantiene hoy día.
 El código de vestimenta para algunos grupos incluye la prohibición de los botones, permitiendo que sólo ganchos y ojales mantengan la ropa cerrada. Tenemos como ejemplo a los Amish,  que no usan botones en sus prendas.
  Botón de marfil de la edad de bronce.

Fíbula

domingo, 29 de abril de 2012

Vestigium pedis



 Huella de pié que he tallado sobre una roca de arenisca en María de Huerva, cerca de Zaragoza. En el sufismo se describe la "himma" como el poder concentrado de la energía espiritual puesta a disposición del "Hombre Perfecto" o, concedida como carisma y en diversos grados de aplicación, a los que están en "el Camino Recto". 


El "Hombre Perfecto", merced a la "himma", camina sobre las aguas sin hundirse y, en cambio, se hunde al andar sobre la roca.




 En Huesca aparecen huellas de santos  en los caminos que conducen a los santuarios del Serrablo, con relativa frecuencia los romeros pueden observar marcas en las piedras que según la tradición corresponden a huellas del titular del templo cercano.
Las huellas, se ubican: en los caminos de peregrinación, en los senderos que según la tradición se dice que recorrieron los santos a su martirio – Santa Orosia– o en la época vivida por la zona – San Úrbez–.
Aunque algunos piensan que son obra humana, la fe y la tradición no ponen en duda su vinculación al santo.
   Una de las huellas se encuentra en las inmediaciones del santuario de Santa Elena, se trata de la piedra donde se arrodilló camino del lugar donde hoy se erige su ermita; junto a ella brota una fuente de la que los romeros bebían y recogían agua para enfermos.

Las huellas de Santa Orosia se ubican en el camino principal de acceso a su santuario, en la senda que de Yebra sube al puerto de su nombre y que según la tradición siguió la santa y su comitiva antes de su martirio, acosada por las tropas islámicas
Las huellas de San Urbez se ubican en el camino que según la tradición utilizó el santo para trasladarse desde Albella – donde sirvió de pastor– hasta Nocito y San Martín de la Val de Onsera; por lo tanto también jalonan la ruta principal de peregrinación de los romeros del Valle del Guarga y Albella hacia su santuario de Nocito.   En la Piedra de las galochetas aparecen marcados sus pies y el extremo del cayado, y su ubicación, también en el valle del Guarga, aunque apartada de la ruta anterior, se vincula a la estancia del santo en el eremitorio de Saliellas (Cerésola).

La última huella que aparece en Serrablo corresponde a un santuario de Santa Quiteria–; se trata de la marca que se dice que dejó su caballo en el camino que conduce desde Avena al templo.

                                                    ***
               Una huella más universal es la que se encuentra en la roca de la Ascensión en el Monte de los Olivos, Jerusalén.  Aunque el lugar de la Ascensión no es citado directamente en la Biblia, por los Hechos de los Apóstoles parece ser el Huerto de los olivos, porque después de la ascensión los discípulos.

  La basílica de la Ascensión, llamada Basílica de Eleona, debe su nombre a la palabra eleon que en griego significa olivo, pero también recuerda el sonido de eleison, piedad, misericordia.  Actualmente es propiedad del waqf islámico de Jerusalén, y es visitable después del pago de una cantidad simbólica.

       En la roca conservada en el santuario, la tradición reconoce la huella del pie derecho de Jesús, dejada en el momento en que ascendía al cielo. Es venerada por los cristianos. 


He recogido unas fotos de un par de huellas de pies sobre una madera en el monasterio tibetano de Tongren. El autor de la 'obra' es Hua Chi, de 70 años, quien ha declarado que ha rezado siempre en la misma posición durante décadas de años. Esto explica que la marca de los pies se hayan quedado 'talladas' en suelo de madera. Como he comentado el otro día, en el sufismo se describe la "himma" como el poder concentrado de la energía espiritual o carisma del "Hombre Perfecto", merced a la "himma", camina sobre las aguas sin hundirse y, en cambio, se hunde al andar sobre la roca. Pues bién, este monje demuestra que si no se tiene ese carisma se puede consiguir lo mismo por la tenacidad.



 http://youtu.be/UBN8pBdsxXQ

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El encuentro de los ojos

      En algunos retratos los ojos del sujeto parecen estar mirando directamente el espectador, ya sea que esté frente a la pintura o que se mueva a la derecha o a la izquierda de ella. Por ejemplo, hay muchas representaciones de Cristo en las que su mirada parece dominar al espectador dondequiera que esté y seguirle insistentemente cuando se mueve. Nicolás de Cusa había visto tales representaciones en Nuremberg, Coblenza, y Bruselas; un buen ejemplo es la Cabeza de Cristo de Quentin Matsys, en Antwerp, que adjunto.



       Sobre el intercambio de miradas aparece una referencia en Las mil y una noches (Historia del Príncipe Ahmed y el hada Peri-Banu, se dice que, en un templo en Besnagar, había «una imagen de oro del tamaño y la estatura como de un hombre de maravillosa belleza; y su hechura era tan sabia que el rostro parecía fijar sus ojos, dos inmensos rubíes de enorme valor, en todos los que lo miraban no importa donde estuvieran».
Nicolás de Cusa hace referencia a iconos de este tipo, y en el De visiones Dei o De Icona, del envío de una pintura tal al Abad y a los Hermanos de Tegernsee. Hace de las características del icono, como se describe arriba, el punto de partida de una Contemplatio in Caligine, o la Visión de Dios in tenebris, más allá del «muro de la coincidencia de los contrarios». «El muro del Paraíso donde tú moras», dice, «está compuesto de la coincidencia de los contrarios, y permanece impenetrable para el que no ha vencido al más alto Espíritu de Razón que guarda la puerta»
Dice de tales pinturas: “Colocadla en cualquier parte, digamos en el muro norte de vuestro oratorio; permaneced ante ella en un semicírculo, no demasiado cerca, y miradla. Parecerá a cada uno de vosotros, cualquiera que sea la posición desde donde mira, que es como si él, y sólo él, estuviera siendo mirado…”



     La descripción del icono de Cristo por Nicolás de Cusa tiene un sorprendente paralelo en el Dhammapada Atthakath cuando el Buddha está predicando, por muy grande que sea la audiencia, y ya sea que estén delante o detrás de él, a cada uno le parece que «“El Maestro me está mirando a mí sólo; él está predicando la Norma para mí sólo”. Pues el Maestro parece estar mirando a cada individuo y estar conversando con cada uno… Un Buddha parece estar frente a cada individuo, no importa donde el individuo pueda estar».


Copia que he realizado del original de Quentin Matsys.


miércoles, 4 de abril de 2012

Artesanía Lakota


El hecho de que el indio de las praderas  se perpetúe en los juegos de los niños casi en el mundo entero, y a veces en los juegos de los adultos, del que yo participo, no puede ser una casualidad sin significado; indica un mensaje cultural de una poderosa originalidad, un mensaje que no puede morir y que sobre­vive, o, mejor dicho, irradia, como puede.


Adjunto unas fotos de bolsas y pipa que fabricado muy gustosamente.
Un elemento muy característico del vestido y los objetos rituales indios son los flecos; éstos hacen pensar ante todo en la lluvia, lo que ya es una imagen muy impor­tante, puesto que la lluvia es un mensaje del cielo a la tierra. Pero los flecos simbolizan igualmente el fluido espiritual de la persona humana; su orenda, como dirían los iroqueses. Esta observación es aún más plausible cuando se piensa que, en lugar de los flecos, las camisas indias a menudo están adornadas con crin de caballo. Se considera que los cabellos vehiculan una fuerza mágica, un orenda, precisamente. Podemos decir igualmente que los flecos, además de su función de camuflaje, derivan de las plumas de un ave, el águila ante todo: unos brazos adornados con flecos equivalen «mágica­mente» y espiritualmente a las alas del águila. A veces se añaden unos armiños a los flecos, que les confieren un simbolismo casi regio, ya que el armiño se considera en todas partes un signo de majestad.


Los objetos más diversos pueden estar adornados con bordados y flecos; uno de los más importantes es la bolsa que contiene la «Pipa de la Paz» y el tabaco ritual, tabaco cuya función es sacrificarse ardiendo y subir hacia el Gran Espíritu. Esta bolsa fue traída a los indios, junto con el Calumet, por la «Mujer Bisonte Blanco» (Pte-San Win en lakota); y es ella -o más precisamente su arquetipo celestial, Wohpe- quien hace subir el humo y nuestras oraciones hacia el Cielo.


Bolsa de Pipa

Frithjof Schuon dijo, en un texto sobre la tradición lakota, que el hombre rojo, norteamericano, fue la víctima del sistema democrático y de su mecanismo ciego. La democracia es en la práctica la tiranía de la mayoría; la mayoría blanca, en América, no tenía ningún interés en la existencia de la minoría roja; por eso el ejército -que en ciertos casos habría tenido que defender los derechos de los indios, derechos solemnemen­te garantizados por tratados- defendía los intereses de los blancos en contra de esos acuerdos. Quien dice democracia dice demagogia; en semejante ambiente, una criminalidad popular «de hecho» se convierte en una crimina­lidad gubernamental «de derecho», al menos cuando la víctima se sitúa fuera de la colectividad incluida en determinada legalidad democrática. Sin duda, los pieles rojas no eran «ciudadanos», pero eran «compatriotas», por decir lo mínimo; en todo caso, había que precisar jurídicamente su estatuto sobre la base de esta definición. Un monarca -o, muy paradójicamente, un dictador militar- habría podido velar por la justicia interracial; un presidente demo­crático no podía hacerlo; incluso un hombre tan profundamente noble y moralmente valiente como Lincoln habría estado paralizado en este aspecto si le hubieran dejado tiempo de ocuparse de los indios como era su inten­ción.


Por otra parte, en Centro y Sudamérica regido inicialmente por un sistema monárquico no se produjo esa «fatalidad de la historia» o sin eufemismos ese genocidio organizado. De alguna manera se puede pensar que el indio, en la medida en que encarna la naturaleza virgen, el sentido de lo sagrado y el desprecio del dinero, lo habían matado antes en Europa, en los espíritus, inde­pendientemente de la conquista.


sábado, 19 de marzo de 2011

Obras


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Barceló



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Cásedas

Cásedas
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Chamorro

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Chamorro

Chamorro

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Chamorro

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A. Maillol

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Sean Scully

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Chamorro

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M. Félez

I. Nonell

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Isabel Queralt

Chamorro

Isabel Queralt

I. Queralt

Isabel Queralt

I. Queralt

I. Queralt

Fernanda Sanz

Chamorro


I. Queralt

I. Queralt

I. Queralt

Equipo Crónica


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C. Perez de Albéniz

Antón Jodrá

Benjamín Palencia

Pepe Cerdá

L. Ardevinez

Luisa Mirabal

Luis Cortés

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I. Queralt

Pedro Bericat



Pedro Bericat


Luis Ardevinez

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Ricardo Calero

Ricardo Calero

Luis Cortés

Isabel Queralt

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Sicilia